Tienes la boca manchada de fresa

Miranda le regaló fresas a Martina.
Montones de fresas. Y todo porque sabe que le encantan.

- Martina, tienes la boca manchada de fresa.
- Pues entonces dame un beso, de los grandes.

Martina se abalanzó sobre Miranda y le dio un beso en los labios, de esos que duran mucho, mucho. Después le dio montones de besos más por toda la cara.

Martina tenía la boca manchada de fresa, pero Miranda acabó con la cara manchada de fresa.
Juguetonas, juguetonas, y muy traviesas.